LONDRES.- El título de la exposición en Chatham House, la prestigiosa sede del Royal Institute of International Affairs, era "Minorías, la ley y el Poder Judicial", pero el disertante, el juez de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni, aprovechó el ilustre oratorio para llamar a un debate profundo sobre el sistema de gobierno argentino con vistas a una eventual reforma constitucional.
"Yo creo que el modelo presidencialista está agotado en la Argentina. Ya no ofrece ningún efecto positivo y hasta es dañino", subrayó ante una audiencia de académicos y diplomáticos. "Nuestros controles constitucionales son débiles. Tenemos que ir en busca de más chequeos y balances. Estamos siendo testigos de la desaparición de los partidos políticos -destacó-. Elegimos a nuestros representantes mediante un sistema electoral proporcional que tiende a la atomización de las fuerzas políticas. Esto divide y debilita al Congreso, el cual pierde tanto su poder de contención del Ejecutivo como el de legislar, abriendo así el camino a "decretos de emergencia", una práctica que ha sido nefasta para nuestro país."
Zaffaroni dijo inclinarse por un sistema parlamentarista, característico de la mayoría de los países europeos, como la única forma de dar poder legítimo y efectivo al Ejecutivo. "En los últimos 25 años, en América latina tuvimos sólo dos golpes de Estado. Uno en Haití y el otro en Perú. Pero hemos visto una veintena de mandatos presidenciales truncos, algunos en forma violenta. Esta es una señal clara de que el sistema presidencialista no da para más", señaló.
Tratadista y académico, ex constituyente en 1994 por el Frente Grande y presidente de la Comisión de Redacción de la Constituyente porteña en 1996, considera que es hora de contemplar una vez más una reforma de los poderes del Estado. "Creo que es hora de preparar a la opinión pública, a los técnicos legales y académicos en general, para abordar la cuestión con madurez. A los políticos les cuesta tomar la iniciativa porque están abocados a la intensa lucha del poder. Les cuesta pensar en el día después."
Más tarde diría a LA NACION que el sistema presidencialista "amenaza con llevarnos a un desorden total. Es un error creer que es más efectivo. Tenemos que pensar en el establecimiento de gobiernos fuertes, pero fuertes institucionalmente porque cuentan con el legítimo respaldo de una mayoría parlamentaria".
Relación con Kirchner
Zaffaroni, uno de los ministros de la Corte propuestos por el presidente Kirchner, aseguró que su llamado a cambiar el sistema no es una crítica hacia el actual jefe del Ejecutivo. La relación de él y sus colegas con el Presidente es "buena y de respeto", aunque advirtió: "Como ciudadano, tanto él tiene derecho a criticar mi accionar como yo a criticarlo a él, siempre que no lo haga en referencia a un caso sobre el cual debo dar sentencia".
De su propuesta de reforma, el juez de la Corte Suprema no exceptuó a su propio cuerpo, para lo cual propuso el nombramiento de los ministros sobre el principio de una "fuente plural de designación" (miembros del Senado, del Ejecutivo, de la profesión legal), con cargos "que no sean de por vida, sino de 10 a 12 años con posibilidad de tener el mandato extendido."
Sobre el tema original del encuentro organizado por el Programa de Investigación Latinoamericano de Chatham House en asociación con la embajada argentina, Zaffaroni dijo que la historia argentina "es una de constante lucha en contra de la discriminación", lo cual ilustró con un racconto histórico desde el período de la emancipación de los criollos en busca de paridad con los españoles, pasando por los brotes de antisemitismo de buena parte del siglo XX, hasta las más recientes expresiones de intolerancia con respecto a inmigrantes de países limítrofes.
El ex interventor del Instituto Nacional de Lucha contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) se mostró optimista porque, dijo, "en los últimos años nuestro país ha dado muestras de un cambio cultural en favor de una mayor tolerancia".
Por Graciela Iglesias Para LA NACION
"Yo creo que el modelo presidencialista está agotado en la Argentina. Ya no ofrece ningún efecto positivo y hasta es dañino", subrayó ante una audiencia de académicos y diplomáticos. "Nuestros controles constitucionales son débiles. Tenemos que ir en busca de más chequeos y balances. Estamos siendo testigos de la desaparición de los partidos políticos -destacó-. Elegimos a nuestros representantes mediante un sistema electoral proporcional que tiende a la atomización de las fuerzas políticas. Esto divide y debilita al Congreso, el cual pierde tanto su poder de contención del Ejecutivo como el de legislar, abriendo así el camino a "decretos de emergencia", una práctica que ha sido nefasta para nuestro país."
Zaffaroni dijo inclinarse por un sistema parlamentarista, característico de la mayoría de los países europeos, como la única forma de dar poder legítimo y efectivo al Ejecutivo. "En los últimos 25 años, en América latina tuvimos sólo dos golpes de Estado. Uno en Haití y el otro en Perú. Pero hemos visto una veintena de mandatos presidenciales truncos, algunos en forma violenta. Esta es una señal clara de que el sistema presidencialista no da para más", señaló.
Tratadista y académico, ex constituyente en 1994 por el Frente Grande y presidente de la Comisión de Redacción de la Constituyente porteña en 1996, considera que es hora de contemplar una vez más una reforma de los poderes del Estado. "Creo que es hora de preparar a la opinión pública, a los técnicos legales y académicos en general, para abordar la cuestión con madurez. A los políticos les cuesta tomar la iniciativa porque están abocados a la intensa lucha del poder. Les cuesta pensar en el día después."
Más tarde diría a LA NACION que el sistema presidencialista "amenaza con llevarnos a un desorden total. Es un error creer que es más efectivo. Tenemos que pensar en el establecimiento de gobiernos fuertes, pero fuertes institucionalmente porque cuentan con el legítimo respaldo de una mayoría parlamentaria".
Relación con Kirchner
Zaffaroni, uno de los ministros de la Corte propuestos por el presidente Kirchner, aseguró que su llamado a cambiar el sistema no es una crítica hacia el actual jefe del Ejecutivo. La relación de él y sus colegas con el Presidente es "buena y de respeto", aunque advirtió: "Como ciudadano, tanto él tiene derecho a criticar mi accionar como yo a criticarlo a él, siempre que no lo haga en referencia a un caso sobre el cual debo dar sentencia".
De su propuesta de reforma, el juez de la Corte Suprema no exceptuó a su propio cuerpo, para lo cual propuso el nombramiento de los ministros sobre el principio de una "fuente plural de designación" (miembros del Senado, del Ejecutivo, de la profesión legal), con cargos "que no sean de por vida, sino de 10 a 12 años con posibilidad de tener el mandato extendido."
Sobre el tema original del encuentro organizado por el Programa de Investigación Latinoamericano de Chatham House en asociación con la embajada argentina, Zaffaroni dijo que la historia argentina "es una de constante lucha en contra de la discriminación", lo cual ilustró con un racconto histórico desde el período de la emancipación de los criollos en busca de paridad con los españoles, pasando por los brotes de antisemitismo de buena parte del siglo XX, hasta las más recientes expresiones de intolerancia con respecto a inmigrantes de países limítrofes.
El ex interventor del Instituto Nacional de Lucha contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) se mostró optimista porque, dijo, "en los últimos años nuestro país ha dado muestras de un cambio cultural en favor de una mayor tolerancia".
Por Graciela Iglesias Para LA NACION
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